PRESENTACIÓN DEL
LIBRO:
LOS
BAUTIZOS DE MARIANA
Por
Juan Carlos Céspedes
Mariana,
Mariana, Mariana, Marianita la más
bonita. Quiero agradecerte por hacerme evocar mi niñez, por vivir contigo tus
maravillosas aventuras y recordarme, de una vez y para siempre, “que lo
esencial es invisible a los ojos”, como bien nos lo enseñara El Principito. Libro
que muchos adultos hemos leído, pero pasamos por alto todas sus enseñanzas
porque, no lo vas a creer, y lo decimos
despectivamente, es un libro “para niños”.
Mientras
los grandes se afanaban por los incontables detalles de tus bautizos fallidos,
tú vivías la mejor de las vidas, que es aquella que se vive en medio de la
inocencia y la incorrupción de las ideas, donde las palabras tenían para ti un
significado totalmente distinto al que va adquiriendo en nosotros a medida que
nos hacemos mayores.
Mariana,
no me da pena decirte que envidio a tus amigos, que me gustaría que tu perro y
tu gato jugaran conmigo, que me dejarás, aunque sea por una noche, espantar el
miedo con tu osito. Sería maravilloso volver a ver a mis padres, les diría que
cuando dicen “no pasa nada” o “todo está bien”, es porque es todo lo contrario.
También me gustaría saber contar como tú hasta el mil, y con fríjoles, pues los
adultos sólo sabemos contar dinero y eso nos mete en muchos problemas. Además,
a ti no te interesan las clases sociales, ni las etnias, ni nada que pueda
hacer pelear a las personas; nosotros, los adultos, nos hemos inventado tonterías
como los estratos sociales —tu dirías: gente que se cree más importante que
otra―, las diferencias raciales —si así fuera la niña wayúu no hubiera podido coserle
el ojito a tu oso―, y otras pendejadas, por favor, no vayas a repetir esta
última palabra.
Mariana,
quiero felicitarte por haber escogido a Cristian Torres para que nos diera a
conocer tu historia, pienso que elegiste a la persona correcta, porque se
necesita mucha sensibilidad y empatía, bueno, quiero que me disculpes, sí, es
una de esas palabras que utilizamos los grandes para creernos que sabemos
mucho, tú dirías: sentir lo que otro siente.
Sí,
solo un buen escritor puede desparecer entre su cuento o novela y dejar que la
vida de los personajes lo trasciendan, es decir, que sean más importantes que
él. Cristian lo consigue en las 110
páginas de tu emocionante y transparente vida. Ah, Marianita, y muchas gracias
por invitarme a tu bautizo.
Les
presento a Mariana (alzo el libro). Ella es una niña de 6 años que tiene la
gran sabiduría que poseen los niños antes de ser domesticados por la civilidad
de los padres, es decir, antes que los adultos les enseñen “las cosas de la
vida” que ellos mismos no han aprendido.
Agradezco
la posibilidad de poder leer este libro, que me permitió ser amigo de Mariana y
de Cristian, y poder decir, junto con el escritor norteamericano Joseph Heller:
He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño.
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