viernes, 22 de agosto de 2014

Opinión literaria

Leyendo Juan Carlos Céspedes Acosta

Por Shirley Esther Soto Vasquez

Hace poco tiempo un escritor me dijo que los elogios entre amigos no deberían tener valor porque el buen juicio viene a menos en cuestiones del corazón. Si me lo permiten, en este caso doy espacio a ambos, asegurándoles que me dicta el placer de leerlo, que no el deber, movida por el orgullo de la amistad que me une al escritor en cuestión, pero manteniendo seguro mi equilibrio en el juicio.  

En innumerables ocasiones se ha sido dicho que el escritor y poeta Juan Carlos Céspedes Acosta suscita emociones fuertes con sus creaciones y, por ello, elogios bien merecidos. Está muy claro que la atención de quien lo lee va, en sustancia, dirigida al contenido de sus obras, que no solo tienen un aspecto original por la estructura inconfundible, como lo es el de la sintaxis en sus poesías, sino que también juega un papel importante en su forma, porque llevan al lector a advertir el argumento sin necesidad de que la descripción detallada se vuelva una grafía literaria aburrida, mas la usa como información concreta y necesaria brindándole la libertad al lector de dejarse “tocar” en su íntima y personal experiencia, mientras se refleja en el relato. 

Nos encontramos ante una narrativa inteligente, con un lenguaje rico, a veces criptado y enigmático, que podría parecer absurdo a más de uno, por cuanto es distinto. Pudierase pensar que el poeta Céspedes escribe para sí y para quien tenga la capacidad de conectarse en sus formas, pero aun en lo complejo, es de una comprensión posible, pues sus escritos poseen valiosos contenidos sociales.  Cultivando en este modo la calidad del pensamiento, fomenta la influencia de los grandes filosofos y escritores que le han forjado el propio, enriqueciendo así a quien lo lee. 

Tiene la capacidad de manejar desde el drama hasta un singular sentido del humor,  en ocasiones los contrasta, tarea nada fácil, de manera armoniosa.  Sus narraciones con consideraciones profundas, están llenas de personajes con dolor del pasado. Se adentra en el relato en forma delicada. La mayoría de las veces dejan una enorme sensación de vacío que induce al lector a sumirse en reflexión. Utiliza estructuras oscuras,  a mi parecer, dejando la posibilidad a quien lee de llenarlas con  pinceladas personales relacionados a los caracteres de la obra.  Es mi opinión, hasta donde he podido notar,  el escritor no es explícito en el sentimiento del amor pero lo describe en sus varias formas, en los bosquejos de algunos de los personajes que muestran la necesidad cierta de ser amados. 

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