sábado, 2 de enero de 2010

Cuando alguien se nos va

ENÓE

y enseguida anochece.
S. Quasimodo











Qué grande se siente la casa
y el silencio de la mecedora
atormenta los oídos
Ese vacío en la cocina
donde los platos olvidaron sus ruidos

Qué espesa la voz cosida de los cuartos
la ropa colgada que nunca más sabrá de tu cuerpo
la desmemoria arrinconada de los zapatos
que te llevaron por nuestras vidas

Qué sola se siente la casa.

1 comentario:

Isabel Martínez dijo...

El verso de los zapatos, me recordó el libro "Todas las almas", de Javier Marías, en el que el personaje central dice: "la visión de unos zapatos vacíos me hace imaginar sobre ellos a la persona que los ha llevado o podría llevarlos puestos, y verla de hecho a mi lado-"fuera" de los zapatos- o no verla en absoluto me desazona terriblemente (por eso, para mí, contemplar el escaparate de una zapatería tradicional supone la figuración automática de multitudes firmes, incómodas, estrechas)".
Te lo comento, porque ese verso tuyo me trajo esta impresión de Marías, que tiene, como el verso de Neruda "el olor de las peluquerías me hace llorar a gritos" un ambiente de tragedia, una especie de horror de lo cotidiano, que sacude algún resorte íntimo y duele en el inconsciente.
Un abrazo

© Todos los textos son de propiedad exclusiva de Juan Carlos Céspedes (Siddartha)

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Pero no hay otra
Esta es la única.

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