viernes, 12 de marzo de 2010
Un poema de cada generación
MI GENERACIÓN
Nos llegó la noche y nada habíamos hecho
sólo intentos desahuciados por los iluminados
Golpeamos las miles de puertas que debíamos tocar
esperamos con el sol en los dedos la oportunidad
y el grosero chorizo de los días todo se lo comió
Con los ojos en las manos y los oídos desgastados
nos reconocimos excluidos con el ideal podrido en los bolsillos
desde entonces todo fue descenso y caída
Vino la debacle de cancelar los planes
los gritos ante la pira fúnebre de los desengañados
la terrible epidemia contaminando al destetado
la maldita señal que rotula a todo aquel que aborta la posibilidad
de sobreaguar en este líquido viscoso que todo lo ensucia
todo lo contagia y todo lo destruye
Muchos se vendieron en un surtido de precios
varios se embotellaron para no sentir la estocada de la soledad
otros enloquecieron con la clarividencia de la derrota
algunos se hicieron burócratas para atrincherarse
tras el “no está” o el “deje su mensaje” de la secretaria
no pocos se ataron a un vicio con la lucidez de otra forma de morir
Los que no negociamos con el animal
nos hicimos palabra para vapulear sin compasión
a los hombres que transaron la dignidad
a las mujeres que veraneaban por las camas
a los áulicos que nunca faltan para apadrinar miserias
Hoy vamos cargados de versos por recitales
apartando muertos que van con la frente adusta
hurgando la cabeza de todo aquel que también tenga la marca
de la voz desalentada y el sueño calcinado.
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© Todos los textos son de propiedad exclusiva de Juan Carlos Céspedes (Siddartha)
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La otra orilla…
Todos los poetas hablan de ella
Pero no hay otra
Esta es la única.
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