jueves, 4 de mayo de 2023

El toque de Diana de la escritora y poeta Diana Margarita Juliao Urrego

En la poesía, como en todas las cosas de la vida, uno tiene ciertas preferencias, que pueden ser compartidas o no por los demás, pero todo ello pasa por la subjetividad —en lo literario, estéticas—, ese amplio espectro donde cabemos poetas, críticos y lectores de ella. Digo esto para manifestar mi impresión al leer el poemario El toque de Diana, de la escritora y poeta Diana Margarita Juliao Urrego, quien ha tenido a bien confiarme su lectura, lo cual agradezco, porque me brinda una experiencia inigualable.

Ya de por sí, el título tiene diversas posibilidades de sugerencia, que puede llevar al lector por variados caminos: desde el mismo nombre de la autora, pasando por el sendero de la diosa Artemisa o Diana (en la mitología romana), o el toque castrense para inicio de jornada, también el punto central de un blanco de tiro (hacer diana). En fin, cualquiera que sea el sendero que escoja el lector, según su imaginario, el viaje será un ejercicio de iluminación y conocimiento de la mano de la poeta, que nos llevará, como Beatriz a Dante, por los claroscuros de la existencia.

Mi gusto personal es por la palabra precisa, justa y estrictamente necesaria, siempre la he defendido, esto lo saben todos quienes me conocen, y no es una posición en contra de las estéticas que manejan la sugerencia, que también me encanta, porque hace al lector nuestro cómplice eventual, pero considero que muchas veces no queremos que nuestros textos sean plurisignificativos —aunque esto sea casi que imposible, porque las palabras tienen su propio poder y la libertad es su condición natural—, sino que digan lo más ajustado a nuestra voluntad; lo queremos y necesitamos decir.

En El toque de Diana encuentro este estilo magro, conciso, sin abusos de tropos ni desbordamiento de encajes donde se puedan perder ideas y sentimientos, es como un escalpelo que va a la esencia del sentir y pensar de la autora, de sus experiencias espirituales,  de su lucidez ante hechos de la vida, de la iluminación que la acaricia cuando sus sentidos se agudizan, de su humildad para ver lo fundamental de la existencia, de su capacidad para penetrar las esferas del amar, de entender que si nos detenemos un momento, la naturaleza indefectiblemente se comunicará con nosotros.

El toque de Diana, a diferencia de otros poemarios que tienen contenido místico, no pretende ser un manual de religiosidad, tampoco tiene aspiraciones proselitistas para culto alguno, el libro es fundamentalmente una experiencia de vida, con todo lo que ello implica, no hay posturas propias de gurús ni nada parecido, y si algunos textos irradian luz, es porque están iluminados por verdaderas vivencias con el poder del universo, con la sabiduría de lo inmenso, con lo inefable que alumbra el camino del ser y la poesía.

Así que El toque de Diana no será un libro más, será un poemario para leer una y otra vez, porque es seguro que en cualquier momento de la vida de cada lector, se verá reflejado en un poema, porque estos versos son señales para nosotros los caminantes del mundo.

Juan Carlos Céspedes Acosta
Cartagena del Caribe, 9 de marzo de 2022

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