La parábola del cangrejo
En el reino de los cangrejos azules ninguno conocía la superficie de la tierra que estaba encima de ellos, todos veían con admiración el diáfano cielo a través de la boca de la madriguera. Era costumbre que cuando alguno trataba de subir por ese agujero prometedor de aventuras, el resto de cangrejos lo halaran hacia abajo, así que como nadie podía salir a buscar comida, el canibalismo era el único medio de alimentación. Pero ese último año se presentó una gran hambruna porque los cangrejos dejaron de aparearse y se dio una estampida hacia la boca del agujero, todas las pinzas enloquecieron y hubo una gran carnicería. Cuando quedo solo uno con vida, el pánico se apoderó de él, el miedo a subir lo paralizó y murió de hambre temblando en un rincón del hueco.
©Juan Carlos Céspedes Acosta
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