Génesis
de un Parlamento
Al Marqués de la Tarulla
Corrían las calendas del año 2003. En Cartagena se venía realizando todos los jueves con puntual religiosidad, una maravillosa actividad cultural denominada «Que hablen los escritores», un hecho sin precedentes en la ciudad. Esta cita con los autores y sus obras era organizada por la Asociación de Escritores de la Costa, que dirigía en ese entonces el ilustre hombre de letras, Joce G. Daniels García, y en este espacio se presentaron grandes personajes de nuestras letras locales y nacionales. En una de esas tantas tertulias, con la asistencia de José Ramón Mercado, Franklin Howard, Rogelio España, Antonio Mora, Jesús Cárdenas de la Ossa, Alberto Zabaleta Lombana, el suscrito, y otros nombres que no recuerdo en este instante, Joce Daniels dejó caer la idea que venía madurando en su marquesado del barrio Torices: Un parlamento de escritores.
La idea fue recibida con alborozo, a todos nos pareció una iniciativa genial, ya que en el país no existía nada lo más remotamente parecido. El entusiasmo se apoderó de esa tarde calurosa en un salón en la Casa España y apremiamos a Daniels para que compartiera más detalles. Joce Daniels inicio su ponencia improvisada con un detallado registro de los entes mundiales que existían para organizar y proteger a los escritores y demás artistas, de lo importante que era constituirse como gremio para apoyar, respaldar y cuidar a los escritores que por sus opiniones o actuaciones estuvieran siendo acosados, perseguidos, encarcelados, exiliados, etc. por los distintos regímenes políticos a lo largo del mundo. Luego se vinieron los comentarios, aportaciones, acotaciones y diversas ilustraciones de los asistentes, dando como resultado un abrumador apoyo y respaldo a la creación de un Parlamento de Escritores. La suerte estaba echada, y ese día fui testigo de cómo nacía una entidad que ya pasó de más de diecisiete celebraciones, pues cada anualidad se reúnen en Cartagena de Indias escritores de toda Colombia y el mundo, lo que ratifica la solidez y efectividad de aquella idea del presidente de la Asociación de Escritores de la Costa y el apoyo incondicional de los que allí nos encontrábamos en esa jornada histórica.
Este
evento en la actualidad tiene carácter internacional, lo que demuestra su
crecimiento vertiginoso, lo cual no quiere decir que no haya atravesado
múltiples inconvenientes, sobre todo en lo relativo a su financiación, ya que a
pesar de ser una actividad única en su especie, siempre tiene que luchar con
las organizaciones públicas dedicadas a la financiación de estos espacios, como
son el Ministerio de Cultura, Icultur, Ipcc, etc, que destinan presupuestos
demasiado magros para organizar con altura un certamen que ya traspasó las
fronteras nacionales. Pero por encima de todos los obstáculos, siempre se ha
realizado superando todas las barreras e inconvenientes, incluso he sido
testigo de cómo Daniels arriesga su propio patrimonio para sacar adelante el
Parlamento.
Desde
mi posición privilegiada de espectador de primera mano, he visto desfilar a las
más importantes figuras del orden nacional e internacional, enriqueciendo los
intercambios culturales, las experiencias de escritores consagrados, el trueque
de las obras, valiosísimas ponencias, talleres y conferencias magistrales, recitales
poéticos, lanzamiento de libros y revistas. También cabe destacar la facilidad
de asistencia gratuita para todas las personas que desearan asistir. Sin
embargo, uno de los mayores logros del Parlamento fue la instauración de un
«Parlamento joven», destinado a incentivar en la juventud el interés por las
letras, hacerles partícipe de las actividades sin menoscabo alguno, al ser
tratados con la misma importancia que a los escritores y poetas consagrados, el
darles la oportunidad de un espacio donde pudieran desarrollar su arte y
pensamiento.
Es
de destacar que este espacio peleado a pulso contra los poderes establecidos,
ha permitido el reconocimiento de escritores y poetas, la visibilización de
cultores que no habían obtenido el lugar que se merecían, esto con el
nombramiento de presidentes honoríficos como son los casos de Antonio Mora,
quien fuera el primero en ser destacado con este título, posteriormente los
nombres de Abel Ávila, José Ramón Mercado, Roberto Montes Mathieu, Antonio Botero, Félix
Manzur, Dina Luz Pardo, por nombrar los que me aparecen en la memoria —que me
disculpen los que no he nombrado— quienes fueron respaldados por unanimidad por
los cabildantes de cada respectivo Parlamento.
Desde entonces, han pasado por los estrados del Parlamento muchos escritores y escritoras —porque el Parlamento siempre reconoció y permitió a la mujer su actuar y empoderamiento— que han hecho uso de este espacio para dar a conocer su obra, pensamiento, creatividad, opiniones y un largo y democrático etcétera. También en el curso de estos años han partido a la eternidad un doloroso número de miembros y amigos valiosos, pero que han dejado su legado desde el arte y la amistad: José Ramón Mercado, Abel Ávila, Enrique Jatib, Antonio Botero, Rogelio España, Jairo Mercado, Manuel Zapata Olivella, Cecilia Arbeláez de Castellar…
En tiempos de pandemia mundial, el Parlamento supo adaptarse eficazmente para seguir con sus loables objetivos, haciendo uso de las herramientas de la virtualidad, se incrementó la participación a través del uso de la cibernética, permitiendo la conectividad de autores de todo el mundo, integrando a la gran comunidad de las letras, superando obstáculos de tiempo y espacio, demostrando con esto que el Parlamento Internacional de Escritores es un ente capaz de enfrentarse a las más variadas pruebas y salir adelante contra todos los pronósticos. Quedan muchas cosas por hacer y mejorar, pero esto es normal y toda gran construcción humana es un constante proceso en búsqueda de la excelencia. Vienen nuevos retos y nuevas ideas, pero el Parlamento Internacional de Escritores goza de buena vida y salud, y en este año 2021, año sui generis, donde el ser humano impone la vida sobre la muerte, nuevamente se dará la cita con las letras y la historia.
Juan Carlos Céspedes Acosta
Cartagena del Caribe, 21 de agosto de 2021
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